La violencia escolar es "una forma de relacio- narse \( [\ldots \).\( ] en medios escolares o educativos, \) o institucionales, caracterizada por el uso ge- neralmente \( [\ldots] \) de la fuerza, sea [ésta] física o psicológica y que lleva como finalidad va- rias vertientes, entre ellas, en ocasioneś dañar a otras personas, y en otras, o, simultáneamen- te, imponerse en el medio que le rodea, por la fuerza y su prevalencia" (Cedeño Sandoya, 2020 , p. 471 ).

La violencia escolar tiene raíces históricas que se remontan a estructuras de poder en las escuelas, donde es común ver dinámicas de bullying, acoso y jerarquías sociales. A lo largo de las décadas, el enfoque en la disciplina y el control en lugar de la educación emocional y la mediación ha perpetuado estos comportamientos, convirtiendo el espacio educativo en un campo de batalla en lugar de un lugar seguro para el aprendizaje. En la vida real, abordar la violencia escolar no solo implica sancionar a los agresores, sino también crear un ambiente inclusivo y respetuoso. La implementación de programas de prevención, capacitación del personal docente y el fomento de la empatía entre los estudiantes son pasos cruciales. Involucrar a la comunidad y a los padres para apoyar a los niños es esencial para transformar escuelas en zonas libres de violencia y promover el bienestar de todos.